Es inútil que los seres mortales intenten comprender la voluntad de los dioses, igual que una polilla resulta irrelevante para una estrella. Pero los grupos de personas que comparten los mismos conceptos erróneos crean un valor adicional: el entendimiento forma un consenso y los conceptos erróneos se convierten en su fe. Cuando un grupo atrae a mucha gente, las facciones surgen de manera natural.
Todas las facciones, grandes o pequeñas, creen que su fe contiene la voluntad de los Eones. Muchas de ellas incluso afirman ser las emisarias de cierto Eón. A la mayoría de los Eones no les interesa lo que hagan estas facciones, pero a otros les encanta observar a esas abnegadas hormiguitas y las guían con cuidado o crean un misticismo para alterar el progreso de la facción. Esta es la forma en la que influencian el mundo.
Aunque la mayoría de los Eones son solitarios y distantes, la gran cantidad de facciones convierten la galaxia en un lugar muy animado. Portan estandartes y banderas, hacen aliados y enemigos y pelean contra quienes se oponen a sus creencias. Sí, es difícil encontrar un rincón tranquilo en la galaxia.