Estimada Banxia:
Espero que te encuentres bien (escuché que las personas de Xianzhou soy muy corteses cuando escriben cartas).
Desde que salí del Vado de las Nubes, he tratado de comunicarme contigo, pero fue en vano. Y, luego, se me ocurrió que podía pedirles a los últimos dos sanadores que enviaste que te entregaran esta carta. Hay algo muy importante que quiero que sepas. No quiero huir así y tengo que decirte lo que pienso.
Sinceramente, si los dos sanadores no hubieran llegado a tiempo, habría pensado que me habías abandonado.
Pero eso no significa que te haya perdonado. Les pregunté a los dos sanadores y me di cuenta de que no solo no viniste por mí, sino que tampoco me trajiste la lista que quería. Solo te apiadaste de mí y me enviaste a los dos sanadores. ¡No necesito tratamiento! Lo que necesito es respeto. Sé que siempre has menospreciado a las especies efímeras como yo. Me siento como una rata callejera.
No sabes cuánto tiempo llevo escondiéndome en ese humilde contenedor, qué tan despiadados son los Discípulos de Sanctus Medicus ni qué tan peligrosos son los jueces de la Comisión de los Diez Líderes... No tienes idea de los peligros que enfrenté mientas tú te escondías en la Comisión de Alquimia. Solo te preocupabas por ti misma, nunca te importó mi vida.
Has hecho tan poco por mí... No puedo sentir tu amor a pesar de que lo afirmabas en el pasado.
Quiero aclarar que nunca me gustaste. Dijiste que podías conseguir el elixir de la inmortalidad, así que me acerqué a ti. Dijiste que los Discípulos de Sanctus Medicus existían de verdad, así que te animé para que te unieras a ellos. Dijiste que podías conseguir la lista de los miembros de los Discípulos de Sanctus Medicus, así que lo arriesgué todo y te esperé en el Vado de las Nubes. Deja de pensar que eres mejor que yo. No necesito tu compasión.
Por cierto, el Palacio Astrum ya me repatrió. Cuando recibas la carta, yo ya me habré ido. ¡Adiós!