Martha:
¿Te acuerdas de Fayne, el que iba contigo a atrapar cangrejos hogarpétreo?
Tenía la cara alargada y los ojos muy pequeños, siempre parecía que tenía sueño, ¿lo recuerdas? Me enteré de que después se dedicó al comercio de reliquias durante varios años, pero tal vez se vio involucrado en algún conflicto por el territorio, ya que no he oído nada de él últimamente.
Hace algún tiempo desenterró algunas cartas en el cementerio mecánico y no pudo venderlas en el mercado de reliquias. No sé por qué lo intentó siquiera, allí no quieren nada que no sean reliquias. Así que acudió a mí, desesperado, y me preguntó si las quería. Me dedico al negocio de los productos acuáticos, no de la basura. Si me trajera cangrejos hogarpétreo, los aceptaría. Pero ¿para qué querría esas cartas?
Al final se las compré a bajo precio, porque al fin y al cabo somos amigos.
Incluso después de comprarlas, él seguía intentando engañarme, diciendo que las cartas contenían informes de ventas de productos acuáticos y que por eso me las vendía a mí en lugar de a un coleccionista. Entre las decenas de cartas, solo había una que mencionaba un tipo de cangrejo llamado cangrejo tunelpétreo. Jamás había oído hablar de esa especie en todos los años que llevo en este sector.
A juzgar por el nombre, tal vez tenga cierta relación con los cangrejos hogarpétreo, pero tal vez ambos nombres se refieran a la misma especie. Una vez oí una historia muy curiosa: antes los cangrejos hogarpétreo no tenían la costumbre de esconderse en las rocas y solo empezaron a hacerlo para protegerse de las personas que intentaban comérselos. ¿Tal vez los propios cangrejos se cambiaron el nombre?
De todas formas, la carta mencionaba que había muchos cangrejos en el subsuelo de las minas y advertía que, si no se les prestaba atención, harían que los túneles se derrumbaran en menos de doscientos años, junto con la ciudad de encima. Bueno, ya ha pasado mucho tiempo y nada ha cambiado. La única diferencia es que ya no hay cangrejos, probablemente se extinguieron porque se los comieron todos. Al leer estas cartas, veo que las personas de aquel entonces no sabían nada y no tenían nada mejor que hacer que inventar cosas para asustarse.
Si ahora hubiera tantos cangrejos como antes, no tendría que preocuparme. El precio de los cangrejos hogarpétreo es altísimo, e incluso es posible que se hayan extinguido, porque no logro atrapar ninguno. Quizás tenga que buscar otro trabajo.
Oí que estás estudiando historia en Llamarada. Pensé que las cartas podrían serte útiles, así que te las envío. Lo único que te pido es que le hables de mí al cocinero de allí, ¿qué dices?