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El detective Yu sacudió la cabeza, resignado, y luego dijo con decisión: "Señor Chang Hong, usted tendió una cruel trampa que hizo que la señorita Yuanxia fuera poseída por Mara".
"¡Yuanxia fue poseída por Mara por la maldición que la Hacedora de Plagas lanzó sobre el pueblo de Xianzhou! ¿Cómo puedes decir que yo tengo la culpa?". Chang Hong golpeó la mesa y se levantó furioso.
Huanhuan también se levantó al ver que acusaban a su marido y rebatió en voz alta: "Puede que mi marido no sea la persona más virtuosa, ¡pero no es de los que hacen daño a los demás! Detective Yu, ¿tu cerebro se encogió junto con tu estatura?".
"¿Cómo te atreves a hablar así?". Al oír esto, Ma Zhao se levantó también y miró a Huanhuan mientras replicaba. "¡Si el detective Yu está diciendo que tu marido hizo esto, entonces ya debe haber encontrado pruebas concretas!".
Ma Zhao era un tipo alto, y su cabeza casi llegaba al techo. Al ver a ese gigante enfadado, Huanhuan cerró la boca y volvió a sentarse en silencio. Sin embargo, como esto afectaba a su futuro, Chang Hong tuvo que armarse de valor y seguir hablando.
"Detective Yu, ser poseído por Mara es un hecho natural. Yo soy artesano y tú eras sanador antes de tu incidente, y a ambos nos sobra lógica... Creo que podemos estar de acuerdo en que los humanos no pueden afectar a tales acontecimientos naturales".
El detective Yu hizo un gesto con la mano para que Ma Zhao se sentara y miró a Chang Hong con desdén hasta que este mostró una expresión de inquietud.
"Tienes razón", comenzó lentamente el detective Yu. "Pero, aunque no puedas controlar las tormentas iónicas, sí puedes engañar a los pilotos para que vuelen hacia una. No puedes controlar los meteoritos, pero sí puedes convertirlos en balas mortales. No puedes controlar el proceso de posesión por Mara... pero puedes desencadenarlo para que empiece".
Chang Hong soltó una risa nerviosa: "Ja, ja, ja. Debes estar bromeando... Hacer que alguien sea poseído por Mara suena como un secreto que solo puede conocer la Comisión de los Diez Líderes".
"Tu tío Chang el Noveno tiene un negocio de sustancias medicinales. Estas son las medicinas que le pediste que comprara". El detective Yu agitó la mano y Ma Zhao desplegó inmediatamente un digipergamino que llevaba en la mano. En él aparecía un pedido de mercancías.
El detective Yu se levantó mientras Ma Zhao se arrodillaba respetuosamente en el suelo y levantaba el digipergamino para que el otro hombre lo leyera. El detective Yu explicó mientras señalaba las palabras de la pantalla: "Eres un hombre inteligente y bien educado. Sin embargo, es una lástima que no emplearas tu talento en lo correcto. Fuiste al Fanghu de Xianzhou y obtuviste una receta de los raposianos. Tienen una tradición médica única que la mayoría de los habitantes del Luofu desconocen. Así es como se le escapó a Chang el Noveno, así como a la Comisión de Administración del Territorio, e incluso a la Comisión de los Diez Líderes...".
"¿Qué estás tratando de decir?", Chang Hong había dejado de sonreír y miraba fríamente al detective Yu.
"'Dang dang', 'dlax kid tad jad', y 'zend lel'... En la medicina de los raposianos del Fanghu, esta receta trata "daib pik zeib dongb". En nuestro idioma, significa que es una receta para curar el síndrome maniaco". El detective Yu pasó la página y continuó con tono pausado. "Los raposianos del Fanghu habrían llamado a los síntomas de Yuanxia... ¿Cómo era? Ah, 'hxat hvib'. Para nosotros sería 'depresión'".
Ma Zhao se llenó de rabia al oír esto. Se levantó como un rayo, casi derribando al detective Yu, y gritó: "¡Abominación! Yuanxia se tomó sin rechistar la medicina que le diste porque confiaba en ti. ¿Quién iba a pensar que le habías dado algo que la iba a poner peor?".
Chang Hong refutó con desesperación: "¡Bien, detective Yu! Incluso si le hubiera dado la medicina equivocada y hubiera empeorado su depresión, ¿eso la habría convertido en una poseída por Mara? Seguro que entiendes la simple lógica de que correlación no es igual a causalidad".
El detective Yu no se dejó intimidar por la pregunta de Chang Hong. "Efectivamente, tiene que haber al menos unos cuantos millones de individuos deprimidos en el Luofu. La mayoría de ellos viven sanos y salvos, y no han sido poseídos por Mara. Lo que hiciste no solo empeoró los síntomas de Yuanxia, ese fue solo el primer paso".
"Lo que siguió fue la parte más importante de tu plan. Tu esposa, Huanhuan, iría a casa de Yuanxia varias veces por semana a tomar el té y charlar con ella. Le dijiste a Huanhuan que, en cada visita, moviera algunas cosas en la casa de Yuanxia, que añadiera algunas y robara otras, que respondiera secretamente a su correspondencia privada y se comprometiera a hacer trabajos sin que ella lo supiera... Y cada vez que se sentía desconcertada, ustedes dos se hacían los inocentes y declaraban que no tenía nada que ver con ustedes. Yuanxia confiaba tanto en ustedes que ni siquiera dudaba".
"Su vida pronto se convirtió en un caos. No sabía dónde había ido a parar su viejo peine y no recordaba cuándo había comprado un espejo nuevo. No sabía cuándo había contraído compromisos concretos, y tampoco recordaba por qué de repente se había mostrado tan grosera con su jefe. Entonces eso, combinado con tu "medicina milagrosa"... hizo que Yuanxia se volviera literalmente loca gracias a ti".
"Lo más triste es que nunca dudó de ustedes dos, ni siquiera hasta sus últimos momentos como "humana". De hecho, ¿quién habría pensado que alguien tan malvado como ustedes podría existir?".
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