Archivum Honkai: Star Rail

Capítulo final: El Sateledén (I)

Continuación: En este capítulo, Artem y Dalmir viajan juntos en la bala de cañón del viejo mundo hacia el espacio exterior.

...

El impacto del cañón volcánico no se tuvo en cuenta en el diseño original de la nave.

La bala de cañón alcanzó inmediatamente una velocidad asombrosa en el momento del lanzamiento, dejando a todos con la boca abierta. ¿De verdad todo iba a salir bien? En cuanto a Artem y Dalmir, que estaban en el interior, debido a la rápida aceleración, tuvieron que soportar alrededor de diez veces la fuerza de la gravedad, y estuvieron a punto de ser aplastados.

En ese momento, Artem perdió el conocimiento, y los recuerdos de sus aventuras en las llanuras nevadas vinieron a su mente. Pero este estado no le duró mucho, ya que se despertó gracias a una asombrosa perseverancia y espíritu. Tras vivir una experiencia cercana a la muerte, Artem se dio cuenta de la importancia del dispositivo amortiguador de impactos de la cápsula voladora. Sin él, ya estaría muerto.

Sin embargo, Dalmir no estaba tan relajado. Sus ojos se quedaron en blanco, y su boca se abrió ligeramente, con espuma blanca cayendo de las comisuras de los labios. ¿Se había desmayado o es que estaba... muerto? Artem lo llamó varias veces por el comunicador, pero no obtuvo ninguna respuesta.

Desde la escotilla de la bala de cañón, no solo se podía ver cómo se aproximaban al cielo, sino también el terreno que se alejaba cada vez más de la superficie.

La espectacular vista del exterior se reveló rápidamente ante los ojos de Artem. Las vistas conocidas desaparecieron rápidamente, a medida que se adentraban cada vez más en lo desconocido. Además, los números de los paneles de la nave siguieron aumentando desmesuradamente, sin intención de parar.

Artem seguía sin ser consciente de lo que estaba ocurriendo, aunque todo apuntaba a la misma conclusión: Estaban abandonando el planeta a velocidades impactantes.

A 5 km de altura.

Artem aún podía ver los edificios del Reino de Lava. Especialmente, el cañón volcánico principal que disparó la bala de cañón.

El lanzamiento provocó un desprendimiento masivo, reduciendo el volcán principal a una nube de humo. A esta altura, los enormes gusanos parecían hormigas, y la lava de las crestas parecía una sedosa tela de araña. Los colores brillantes del magma que abrasaba los ojos se suavizaron considerablemente.

La ceniza volcánica en el aire se disipó rápidamente, mientras la vista del suelo se difuminaba lentamente.

A 10 km de altura.

Artem ya podía ver el Altar de Primavera.

A diez mil metros de altura, Artem apenas podía ver los límites de la espalda de la bestia. Aun así, ¡Seguía sin poder ver claramente el cuerpo entero del monstruo! ¡Era una bestia gigante! Tuvo una sensación indescriptible al ver desde arriba todos los caminos que había recorrido durante sus largas aventuras.

Artem siguió la ruta por la que había venido. Su vista cruzó las montañas nevadas hasta llegar a una ventisca. La Ciudad congelada se encontraba tras unas nubes pasajeras y la nieve, por lo que apenas podía divisar su silueta.

Anna dijo una vez que siempre iba a pescar con su padre para relajarse al final de una larga aventura. Pero ¿cómo se iba a relajar esta vez?

Las nubes empezaron a obstruir su vista y volvió a tener pensamientos de escapar. ¿Cuánto tiempo llevaba volando la bala de cañón?

Continuaron volando más alto, hasta llegar a la oscuridad.

Belobog se asomó en la oscuridad de la tierra.

Miles de casas iluminadas parecían tener el tamaño de una moneda, pero Artem estaba seguro de que era Belobog. El calor de la isla divergía claramente del Frío extremo que la rodeaba, lo cual se hacía más evidente al observar desde las nubes. Era este calor el que había mantenido a Belobog durante cien años, pero también era este calor el que les impedía a los habitantes de Belobog a salir al exterior.

Comparado con el tamaño del planeta, Belobog era muy pequeño, como un grano en un plato. Antes, Artem pensaba que Belobog y sus alrededores eran el mundo entero. En retrospectiva, eso fue simplemente el rechazo a reconocer su estrechez mental.

A una altura como esta, cualquiera se reiría de su propia estrechez mental.

A 100 km de altura.

Artem podía ver claramente la curvatura del planeta.

Una gran aurora boreal comenzó a aparecer, cubriendo suavemente la superficie del planeta. Artem había soñado con contemplar esta fantástica imagen de Belobog. Ahora, estaba justo debajo de él.

En ese momento, el comunicador comenzó a emitir unos ruidos...

"... ¡A-Artem! ¡Nosotros! ¡Ahhh! ¡Estamos en el cielo! Ahhhhh... Ahhh...".

Eran los gritos de Dalmir que llegaban con retraso.

Artem no sabía si reír o llorar.

...

A 400 km de altura. Artem pudo ver el Sateledén.

Era un enorme espacio cilíndrico que giraba lentamente. Artem había escuchado hablar de fantasías científicas de que los efectos de la gravedad podían simularse mediante la fuerza centrífuga giratoria. Y la fantasía se convirtió en realidad cuando ocurrió frente a sus ojos. La emoción era indescriptible.

Me pregunto cómo reaccionaría la gente del viejo mundo al ver esta bala de cañón. ¿Miedo? ¿O sorpresa? ¿La tratarían como a un invasor y la atacarían?

Artem escuchó una suave música en la bala de cañón. Era una mezcla de tambores y guitarras que sonaban con calidez. Parecía como un regalo antes del final del viaje:

"La radio cósmica remota está llamando".

"La radio cósmica remota está llamando".

...

A medida que la bala de cañón se acercaba, Artem podía percibir más detalles del Sateledén.

Si se extendiera el área del cilindro, el Sateledén sería una gran área rectangular. Los lados opuestos del área rectangular se unían para formar el cilindro. En cualquier lugar, si uno alzara la vista, podría ver la calle colgando por encima del revés.

En las calles había muchos edificios que violaban las leyes de la física. Los gigantes mecánicos eran como bloques de construcción que se combinaban a la perfección. Las calles estaban cuidadosamente diseñadas para reposicionarse constantemente. Para Artem, era como si la "ciudad" tuviera respiración y latidos, como si estuviera viva, y a la vez como si fuera un cubo de Rubik en constante rotación. Evolucionaba constantemente, mostrando su magnífica racionalidad. Como una obra de arte inmaculada y abandonada desde hace tiempo, el Sateledén flotaba solo en el universo, esperando ser admirado por los seres humanos.

Como si percibiera la llegada de la bala de cañón, el gran objeto extendió un puerto de acoplamiento, como si un gigante extendiera su mano hacia un insecto volador. El corazón de Artem se encogía cada vez más mientras el soporte se extendía en su dirección, y temía que su viaje pudiera terminar por una desafortunada colisión.

Pero el desastre que imaginó no ocurrió. El soporte sujetó suavemente la bala de cañón, guiándola lentamente hacia la pista de aterrizaje del Sateledén.

La música seguía sonando relajantemente a través de los dispositivos de comunicación...

...

"Subí las escaleras que llevan a las estrellas".

"Paseé por las galerías del espacio".

"Esta noche la galaxia no dormirá".

...