Cuenta la leyenda que Qlipoth, la Conservación, es el Eón más antiguo. De carácter silencioso y prudente, construyó una barrera de varios años luz de longitud alrededor de la galaxia, nunca participaba en discusiones e ignoraba las burlas de otros Eones.
Las civilizaciones de toda la galaxia especularon sobre sus motivos: una dijo que el viejo Eón preveía una crisis que podría provocar la aniquilación del universo y por eso construyó una barrera para proteger los mundos; otra dijo que Qlipoth era esclavo de los otros Eones y construía muros a petición suya. No hay forma de comprobar cuál fue la verdadera razón, pero sus incansables acciones conmovieron a los mortales, quienes comenzaron a reunirse en grupos y erigieron barreras para proteger su planeta. Algunos Arquitectos afirmaron sentir la mirada protectora del Eón sobre ellos. Era una mirada de aprobación con un toque de calor de fragua y olor a cal.
La aniquilación de una sola estrella puede causar la destrucción de planetas a miles de años luz de distancia y empujarlos al precipicio de la extinción. En raras ocasiones, los mundos se salvan únicamente gracias a las altas murallas que sus habitantes levantaron. Quienes sobrevivieron a la muerte ya no se burlaban de la terquedad de los Arquitectos y se unieron a ellos sin cuestionar sus motivos o el significado de la Conservación.