Como todos sabemos, la época dorada de la Era de la Teofanía colapsó en un instante: tras convertirse en una raza de larga vida, los habitantes de las nueve naves de Xianzhou se reprodujeron exponencialmente y eventualmente alcanzaron un máximo demográfico.
Con expectativas de vida de miles de años, los nobles habían monopolizado el poder y la riqueza de Xianzhou sin hacer nada. Mientras tanto, en el otro extremo, había unos trescientos mil millones de plebeyos, que apenas podían entender su propia existencia y eran tratados como pedazos de carne. Los rastros celestiales otorgados por el Árbol de la Ambrosía nunca podrían satisfacer la codicia humana, y Xianzhou se convirtió en una flota abarrotada y decadente... ni siquiera todos los dominios del universo podían abastecer a la creciente población, y el plan de colonizar nuevos planetas usando a los plebeyos para reducir la presión demográfica era como tratar de hervir un océano. Según los cálculos, estos mundos sufrirían el mismo destino que Xianzhou en tan solo tres generaciones.
Eventualmente, se desató lo que las siguientes generaciones llamaron una Guerra Civil. Las familias y grupos de las nueve naves de Xianzhou lucharon entre sí, los plebeyos se rebelaron y el Yuanqiao fue trágicamente destruido al caer en una gigante roja. Fue exactamente en este momento crítico en que se detectó al primer poseído por Mara de la historia.
Según los registros del capítulo "Los Tres Tormentos" en «Historia de Xianzhou», a Changhuan, el maestro de los dominios del Yaoqing de Xianzhou (obsérvese que este rango de nobleza, cuando semejantes títulos existían, se perdió en los anales de la historia), le encantaba comer, beber y festejar. Ni siquiera un ataque a su dominio pudo evitar que festejara su cumpleaños mil e invitara a muchísimos invitados. En el banquete, los nobles lucían desolados y apenas tocaban su comida. Solo el anfitrión, de mirada vidriosa, tragaba todo a su paso, el equivalente en comida y bebida, al peso de varios humanos... como si lo guardara todo en un barril sin fondo, sin poder satisfacer su apetito.
Para cuando los guardias se desplegaron y tumbaron las puertas del palacio, no encontraron a nadie allí. Los rincones de la sala estaban cubiertos de retorcidos pedazos de carne: incontables ojos, orejas, lenguas, dientes, extremidades, mechones de pelo y pedazos de grasa... hinchados o deshechos de forma insana, como si todos esos restos nunca hubieran pertenecido a cuerpos humanos.
Durante mucho tiempo, se creía que este registro sobre la Carne grasienta solo era una leyenda absurda. Pero pronto la gente descubrió que este no había sido un incidente aislado.
Frente a las revueltas públicas, los autoproclamados nobles "inmortales" desestimaron a los muertos como si fueran cuerpos en la morgue o los trataban con brujería, como si estuvieran poseídos. La historia está repleta de incontables atrocidades: el "Señor Sangriento" del Zhuming, el "Palacio de Huesos" del Xuling, la "Tumba de la Masacre" del Yuque. Cada tragedia compartía el mismo detalle: al final de una larga vida, la gente perdía la empatía por la humanidad y se sumergía en la locura.
Pensábamos que era la tiranía de los poderosos. Pero en los siglos siguientes, los plebeyos que luchaban por sobrevivir también sucumbieron ante el mismo mal. Este período se conoció como la "Era del Vacío" y la gloriosa civilización de Xianzhou con su Árbol de la Ambrosía se sumergió en su etapa más oscura.
Esta locura (luego denominada "poseídos por Mara") comenzó a plagar las mentes de todos los nativos longevos de Xianzhou, como si fuera una pesadilla viviente imposible de erradicar.
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