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El arte de la adivinación consiste en analizar el pasado para predecir el futuro. Los humanos andan por las Vías, mientras las estrellas atraviesan los cielos: observar estas situaciones puede producir predicciones del futuro. Todo esto se basa en la verificación del adivino sobre la situación del presente (o del pasado, porque el presente siempre está convirtiéndose en el pasado).
Sin embargo, la maestra Xuan Yao, fundadora del sistema de la Comisión de Adivinación, dijo: "Solo el universo y los Eones no se pueden predecir". En su opinión, el universo y los Eones a los que dio nacimiento están más allá de toda predicción.
El razonamiento es simple: Nadie puede observar el universo desde todas las perspectivas al mismo tiempo y predecir el futuro. La omnisciencia es inalcanzable. Dejando de lado el universo, los llamados Eones también son extremadamente poderosos debido a sus múltiples elementos complejos. Su futuro es como el del universo mismo y está más allá de nuestra capacidad de predicción.
Desde la perspectiva de un cuerpo celeste, un Eón no está muerto, sino que es un ser vivo con una mente trascendente. Pero desde la perspectiva de un ser vivo, los Eones ocupan los cielos al igual que los cuerpos celestes. Son incomparablemente inmensos, se mueven según su propia Vía y rara vez se comunican con mortales como nosotros.
Basándose en los registros observacionales, la maestra Xuan Yao clasificó a todos los Eones conocidos en tres categorías:
Los Árbitros: determinan los nacimientos y las muertes de los mortales, y están muy relacionados con el ascenso y la caída de las civilizaciones.
Los Sacrosantos: es complicado saber si son buenos o malos; por lo general es difícil saber siquiera a dónde se dirigen.
Los Autores de Calamidades: los culpables de todos los desastres. Hay que evitarlos a toda costa o enfrentarse a la aniquilación.
Los Eones que actualmente conocemos son:
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