4: Corporación para la Paz Interastral
Qlipoth, el Señor del Ámbar, una estatua colosal sin cabeza, callado e ignorante de los asuntos del mundo, que solamente se preocupa por forjar su misterioso y gigantesco muro. ¿Para qué? Nadie lo sabe. ¿Contra qué? Se desconoce. Pero nosotros, la gente normal, lo dejamos atrás después de darnos cuenta de nuestra ignorancia. Sin embargo, en el mundo siempre hay gente fuera de lo normal. Dentro de este grupo, hay dos clases de personas. Una de ellas piensa: "Guau, un dios está construyendo un muro, eso significa que los muros son sagrados. ¡Nosotros también tenemos que construir muros!". ¿Qué clase de lógica sin sentido es esta? Y así, este grupo de personas simplemente pensó que habían sido testigos de algún tipo de revelación y comenzaron a desperdiciar preciados recursos materiales en sus respectivos planetas para construir cosas inútiles. A esta gente se les llama Arquitectos. Por otro lado, hay otro tipo de personas aún más estúpidas que los Arquitectos. Aunque a los Arquitectos les falta algún que otro tornillo, al menos piensan en cosas que les beneficiaban. Pero este otro grupo de personas piensa: "Guau, un dios está construyendo un muro, eso significa que construir muros es sagrado. ¡Vamos a ayudar a ese dios a construir su muro!". ¿Pero qué...?
Y entonces, en el universo, un grupo de seres humanos con espíritu de sacrificio se unió para formar el equipo de apoyo de Qlipoth. Al ser conscientes de que este equipo no tenía ninguna habilidad, usaron el poder divino de la Vía para viajar a varios mundos y así conseguir todo tipo de materiales necesarios para construir un muro que dedicar al dios. En ese preciso momento, dos personas inteligentes salieron de aquel grupo de idiotas y cambiaron el destino de todo el universo.
A continuación, la autora describirá en detalle lo que sucedió.
Primero, el equipo de apoyo voló a un planeta desconocido. Tuvieron mucha suerte de dar con un planeta habitado por razas amigables que les brindaron una cálida bienvenida. El equipo de apoyo dijo: "¡Queridos compatriotas! El universo está en juego en este momento. Nuestro Eón está forjando años luz de muros para proteger la galaxia, ¡y rogamos encarecidamente que se unan a la causa!".
Los extraterrestres, con una sonrisa, respondieron: "Guau, eso es increíble". ¿Qué podemos hacer para ayudar?".
El equipo de apoyo dijo: "Necesitamos madera, piedra, acero, cemento, aleación de titanio... En resumen, queremos todos los materiales que sirvan para construir".
Los extraterrestres dijeron: "Está bien, disponemos de esos materiales en abundancia. ¿Qué ofrecen a cambio?".
En ese momento, nació el primer hito de la economía: el intercambio de recursos.
El equipo de apoyo dijo: "Oh, tenemos mucha madera, piedra, acero, cemento, aleación de titanio... En resumen, todo lo que se puede usar para la construcción, lo tenemos".
Los extraterrestres dijeron: "Tal intercambio no tendría sentido".
Y aquí es donde los inteligentes hacen su puesta en escena. Hoy, sus nombres están grabados en todas las paredes y techos de la sede de la Corporación para la Paz Interastral: Louis Fleming y Dongfang Qixing. Ellos respondieron rápidamente: "A tres galaxias de aquí hay un planeta llamado Clementina. Tienen un producto especial llamado fruta del sol de invierno que es sumamente delicioso". La vendieron como si fuera una fruta que caía del cielo.
Los extraterrestres respondieron: "Guau, eso suena increíble. Está bien, quinientos kilogramos de madera por quinientos kilogramos de fruta del sol de invierno".
En este momento, los recursos ganaron un valor cuantificable.
La fruta era muy valiosa. El inteligente n.° 1, Louis Fleming, dijo: "¡Ni en una Era del Ámbar se podrían producir quinientos kilogramos! Pero quinientos kilogramos de madera no es nada para ustedes, así que cambiemos quinientos kilogramos de madera por cinco kilogramos de fruta del sol de invierno. ¡Les garantizo que les encantará!
Estimados lectores, esta conversación tuvo lugar hace casi ochocientas Eras del Ámbar. Seguro que ahora sabrían reconocer a simple vista que el inteligente n.° 1 era un farsante. La fruta del sol de invierno podía ser deliciosa, pero de ninguna manera era rara. El hombre inteligente mintió porque poseía un activo importante: asimetría de la información. Si una parte tiene más información que la otra, gana la iniciativa. Aplicado a este caso, lo que tenía el inteligente n.° 1 no era otra cosa que el poder de fijación de precios.
Como resultado, las cosas comenzaron a desarrollarse en una dirección positiva: el equipo se dio cuenta de que, para obtener suministros, tenían que proporcionar bienes en los que la otra parte estuviera interesada. De esta forma, el equipo de apoyo ya no solo compró materiales de construcción, sino que empezaron a adquirir comida, bebida, ropa, bienes cotidianos... todo por lo que otros planetas estarían interesados. Su negocio se desarrolló y crecía día tras día. El inteligente n.° 2, Dongfang Qixing, se dio cuenta de que, dado que eran los únicos en el universo que hacían negocios, era hora de establecer sus propias reglas.
De esta manera nació la divisa interestelar.
Hace más de setecientas Eras del Ámbar, Louis Fleming y Dongfang Qixing anunciaron que reorganizarían el equipo de apoyo y crearían la Corporación para la Paz Interastral. Al mismo tiempo, la Corporación para la Paz Interastral lanzó una moneda universal: los créditos. Desde entonces, la gente de cada planeta ya no tenía que preocuparse de por cuánto podían intercambiar sus productos. ¡Todo tenía un precio! Obtuvieron créditos de la Corporación y utilizaron los créditos para comprar bienes de la Corporación. En lugar de pasar por un mercado triangular mediado por la Corporación, las transacciones se liquidaban directamente con ella. Puede parecer que la situación había cambiado poco para los compradores y vendedores, pero para la Corporación suponía una gran ventaja.
El flujo de activos tanto del lado del comprador como del vendedor se detuvo.
Y esta pausa significa la aparición de depósitos de activos.
Activos valorados en billones estaban ocultos en forma de créditos de la Corporación y así llenaron rápidamente sus bolsillos. ¡Pero sus bolsillos eran un pozo sin fondo! De esta manera, la Corporación pasó de ser una pequeña organización que compraba suministros para un Eón, a la principal potencia de todo el universo.
Cabe mencionar que, aún con tan gran éxito, la Corporación no ha olvidado su propósito original. Los materiales de construcción acumulados por la Corporación durante casi
Eso es lo que conocemos como fe.