Los dos animales caminaban juntos por la nieve. De repente, el perro vio algo peludo a un lado del camino.
El perro pensó que no veía bien y sacudió la cabeza:
"Guau, guau, mira allí, amigo asnino. ¿Hay una bola de pelo al lado del camino?".
Al oír esas palabras, la bola de pelo se movió ligeramente y aparecieron dos orejas puntiagudas:
"Miau, miau, ¡no soy una bola de pelo!".
El burro y el perro miraron con detenimiento y vieron que en realidad era un viejo gato negro con la cara triste.
"Como el mejor cazarratones yo era conocido, pero los años no perdonan y mis movimientos se han impedido, así que mi amo quiso que formara parte del cocido".
"Miau, miau, en estos helados momentos, ¿cómo encontraré mis alimentos?".
El viejo burro meneó la cabeza. ¿Cómo iba a sobrevivir el gato negro si nadie cuidaba de él? De repente recordó que a los gatos les gusta cantar por la noche y dijo:
"Hi aaah, hi aaah, ¡no te preocupes, bigotes! A la cálida Belobog nos dirigimos para en el escenario triunfar. Como a los de tu especie les gusta por la noche cantar, ¿quieres en el Teatro Dorado con nosotros actuar?".
El gato lo pensó durante un rato y consideró que no era mala idea, así que movió las orejas y se unió al perro y al burro en su camino.