El
Fue un poco extraño. Recuerdo que tuve un pequeño desacuerdo con él y ambos juramos no volver a hablarnos nunca más, pero todo lo pasado se me olvidó cuando lo oí llamarme en el Conde Insomne. Jamás hubiera imaginado que volveríamos a sentarnos en la misma mesa y beber té juntos tras tanto tiempo.
Parece que el Conde Insomne es el tipo de sitio donde siempre tienes encuentros inesperados.
Bebimos una tetera tras otra de Marea Primaveral y pedimos que nos rellenaran el agua caliente varias veces. A medida que el aroma del té se iba difuminando, el día comenzó a oscurecer. Mi amigo es el responsable del equipamiento de las naves de los Nimbocaballeros y debía volver a su puesto, de acuerdo con la disciplina militar, por lo que nos despedimos tras intercambiar nuestros datos de contacto.
De camino a casa, a la luz de las linternas, repasé la multitud de recuerdos que comparto con mi amigo. Me acordé de que pasé el examen de vuelo cuando aprendíamos a pilotar en los Mares Elevados y él no. Me acordé de que trabajamos a tiempo parcial en una tienda durante mucho tiempo para ahorrar dinero y comprarnos el último ábaco de jade Idilia... Éramos muy buenos amigos y estuvimos siglos sin hablarnos a causa de una discusión que ni siquiera recuerdo.
Si mi amigo y yo no fuéramos de Xianzhou, tal vez hubiéramos muerto antes de cumplir los
Tal vez porque había bebido demasiado té, o quizás porque estaba muy animado, no fui capaz de dormirme tras llevar un buen rato tumbado en la cama, así que decidí salir a dar un paseo nocturno. La luna en el dominio brillaba más que otros días y hubiera sido una pena perdérsela. Es mejor observarla con alguien más, y por suerte mi discípulo también estaba despierto, así que lo llevé conmigo a dar un paseo por el Sánctum de la Exaltación.
Más allá del Patio de la Tranquilidad, al adentrarse en el prado, estaban las ruinas de un antiguo pabellón construido al estilo antiguo. Estaba oculto entre la maleza y todavía no se había arreglado. La estructura reflejaba una tenue luz blanca bajo la suave caricia de la luna. Un león de piedra que intentaba parecer antiguo estaba tumbado de lado sobre la hierba, durmiendo al raso como si se estuviera hundiendo en un estanque de luz de luna. Mi discípulo y yo contuvimos el aliento, temiendo despertarlo.
Entre las ruinas también había pilares de piedra con capiteles de loto y fuentes grabadas con relieves de nubes. Apenas quedaba ninguna forma completa, lo que era una lástima. Cada cierto tiempo, a los artistas jóvenes se les ocurre revivir el estilo antiguo y construir cosas viejas. Creo que a ellos, igual que a mí, les aterra la vasta extensión del tiempo. Quieren recordar el pasado con más intensidad para evitar que los tiempos pretéritos se diluyan, pero todos estos esfuerzos resultarán en vano antes de que pase mucho tiempo.
Los cimientos cubiertos de musgo parecían estar respirando. Una voz distante decía: "No intentes comprenderlo. Esta noche, lo único que tienes que hacer es sentirlo". Por tanto, dejé de darle tantas vueltas. Durante ese tiempo, mi discípulo se quedó dormido de pie.
Los transeúntes pasan por el Jardín Frondoso cada día, acompañados de la luna y las piedras rotas. Esta vez, también hay dos personas tan ociosas como mi discípulo y yo.