En la brújula del destino hay tres direcciones: lo desconocido, lo conocido y lo incognoscible. La idea de lo desconocido es tolerable; sin embargo, lo incognoscible se presenta más como un desafío.
Akivili partió del aislado mundo de Pegana y siguió trazando caminos en las fronteras inexploradas del universo, tratando de encontrar el final del Árbol de la Existencia. Lamentablemente, su destino finalizó de forma inesperada.