Archivum Honkai: Star Rail

Parte I

Autora: Amy

Prólogo
Quiero agradecer al viejo Goethe, del Hotel Goethe, por proporcionarme el origen de esta historia. Tu té bien caliente me acompañó durante muchas noches en las que me faltaba la inspiración.
Al viejo Goethe, Tony y Kerry.

"Encendí todas las chimeneas del hotel. Al día siguiente, la ciudad entera estaba cubierta por la niebla".

Uno
Goethe se fue una noche de verano. Las estrellas brillaban en el cielo, pero estaba nevando. Alguien le dijo a Leslie que tal vez tenía algún sueño por cumplir. Ella sabía lo que era, pero no podía hacerlo realidad.

Leslie recordaba que la primera vez que vio a Goethe fue en el Hotel Goethe. El caballero bien vestido la miró con una sonrisa y ella vio su propio reflejo en las profundidades de sus ojos color caramelo. Pero su huida le había dado un aspecto desaliñado y no estaba presentable, así que apartó la mirada rápidamente. Sin embargo, el hombre de facciones atractivas no la evitó y le ofreció una taza de té caliente.

"Hermosa dama, ¿en qué puedo serle de utilidad?". Eso fue lo primero que le dijo Goethe a Leslie.

Dos
El Hotel Goethe, tal y como se rumoreaba, era un refugio en un mundo repleto de confusión. En su escapada desde las minas, un hombre mayor que cojeaba le había dicho a Leslie: "El Hotel Goethe es el único refugio que hay en el camino, porque las normas allí son distintas que las del resto de los sitios".

Esa afirmación resultó ser cierta. Todos los que vivían cerca del hotel sabían que, aunque el señor Goethe parecía una buena persona, de joven había sido muy famoso. Sin importar quién fueras, en el hotel tenías que respetar al jefe y no causar problemas. Aunque esta era una norma no escrita y no se podía leer en ninguna parte, todo el mundo en esta localidad fronteriza la conocía y la respetaba desde hacía más o menos una década.

"El señor Goethe es un hombre honorable". Quienes sabían del tema no podían dejar de elogiar al dueño del hotel. El señor Goethe, siempre muy amable, dirigía un hotel de lujo, pero nadie sabía de dónde provenía su dinero, ya que cobraba muy poco a los clientes que no tenían recursos. Durante muchos años había acogido a los pobres que no tenían otro sitio al que ir. Como Leslie.

Tres
Leslie trabajaba en un lugar conocido por su industria minera. Había minas por todas partes y nadie sabía cuántas vetas más faltaban por encontrar. Siempre corrían rumores sobre alguien que descubría una veta y se hacía rico de la noche a la mañana. Leslie había oído decir a sus compañeros que el dueño de la mina en la que trabajaban era uno de esos afortunados. Gracias a la existencia de las minas, la ciudad ofrecía muchas oportunidades de empleo. Leslie había trabajado allí durante varios años y logró ahorrar algo de dinero. Lo envió a casa, pero a los pocos días recibió la terrible noticia de la muerte de su madre a causa de una enfermedad.

Leslie no entendía cómo su madre se había puesto tan enferma de repente. Tampoco comprendía por qué la perseguían unos matones de rostro fiero cuando se dirigía de camino a su casa. Todo era muy extraño. La casa en la que creció, la casa que la protegía y que le traía tantos buenos recuerdos, se había convertido en un lugar vetado. Leslie solo quería dejar un ramo de las flores favoritas de su madre en su tumba, pero ni siquiera podía llegar a casa.

Lo único que le dio la bienvenida a su hogar fue la ventisca.

(Parece que alguien arrancó las páginas siguientes. Los fragmentos de papel que quedan contienen algunos comentarios airados:
"¡Si no tienes talento, no intentes imitar a los demás!".
"Lo que escribes da pena. ¿En serio crees que alguien lo leerá?").