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Carbine y Pawa se las habían ingeniado para ocultarse y espiar la reunión secreta cuando, de repente, dos manos muy fuertes los levantaron por la espalda. Los pies de Carbine no tocaban el suelo y su cara palideció; Pawa, por el contrario, logró girar el cuerpo y encontrar un ángulo para patear al minero con todas sus fuerzas, lo que dio a los dos una oportunidad para escapar. Cuando sus pies llegaron al suelo se dieron cuenta de lo enorme que era el minero, casi como una montaña que se elevaba sobre ellos.
"¿Qué están haciendo aquí, mocosos?". El minero jadeaba mientras intentaba recuperarse de la patada de Pawa. "La mina es muy peligrosa. ¡Este no es lugar para niños! ¡Váyanse a casa!".
"¡Oigan, ustedes! ¡Les dije que no se separaran!". Miraron en la dirección de la que provenía la voz y vieron a Becky. Llevaba casco, chaqueta y guantes de minero, como si hubiera estado trabajando allí desde siempre. "Oye, grandullón, ¿me los dejas a mí? Me los llevaré y te dejaremos en paz".
Los dos topos enseguida se dieron cuenta de lo que Becky quería hacer: "Señora minera, nos perdimos del resto del grupo. Por favor, llévenos con usted".
El minero enorme dudó por un momento, ya que nunca había visto a una minera tan bajita. Por suerte, no los cuestionó. "Llévalos de regreso, es muy peligroso aquí abajo". El minero se echó el pico, que pesaba más que Pawa, al hombro, y se fue.
"¡Llegué en el momento justo!", dijo Becky ajustándose el casco. "¿Qué querían escuchar?".
Pawa estaba a punto de señalar el lugar donde se celebraba la reunión cuando se dio cuenta de que estaba vacío. Solo quedaba la puerta negra y solitaria.
Parece que Carbine averiguó algo.
Estimado lector, ¿qué crees que deberían hacer los Topos?