Los viajes son más entretenidos cuando se tiene compañía. Los tres animales iban quejándose de sus amos y así incluso andaban más rápido.
En ese momento, oyeron una voz que les daba la razón:
"¡Quiquiriquí, todo lo que dicen es así!".
El gato negro guio a sus compañeros al lugar del que provenía la voz y allí se encontraron a un gallo subido a una valla rota.
Antes de que les diera tiempo a abrir la boca, el gallo dijo:
"¡Quiquiriquí, la pesada nieve cayó, la granja donde vivía destruyó. Muy cargados los veo, ¿a dónde van de paseo?".
El gato indicó con su pata y respondió:
"Miau, miau, ¡no estamos de paseo! Belobog está adelante y allí nunca hace frío, ¡y además hay un teatro de mucho tronío! Veo que te gusta de tu voz presumir, ¿por qué no vienes con nosotros para la buena vida vivir?".
El gallo asintió con la cabeza, y agitó sus alas hasta posarse en la grupa del burro, desde donde animó a todos a seguir adelante.
Pero el ruidoso gallo enseguida añadió algo más:
"Quiquiriquí, por cierto, ¿normalmente siempre hablan en verso?".
"Guau, guau, ¿no hablas en verso tú también?".
El perro contempló al gallo.
"Quiquiriquí, oí que hablaban así y los imité".
Los otros tres animales se quedaron en silencio durante un largo tiempo.