Querido Sr. Despreocupado:
Nunca pensé que me escribiría después de tantos milenios. Me conmueve mucho.
Me temo que puede que no sepa que la carta a la que respondió fue escrita por mi abuelo. Por entonces, él estaba impaciente y en graves problemas, por lo que le pedía su consejo para encontrar una solución... pero nunca le llegó esa respuesta. Al final, mi abuelo no pudo confrontar sus demonios y fue poseído por Mara, y terminó abandonándonos. Luego de eso, logramos pagar todas sus viejas deudas. Por fin hicimos honor al nombre de nuestra familia.
El tiempo vuela y han pasado casi tres milenios desde entonces. Ya no nos torturamos reflexionando sobre el inestable estado anímico que solía tener o sobre cómo terminó en semejante aprieto. Leer su carta me ayudó a darme cuenta de que usted no es la misma persona de hace tres milenios, lo que es una lástima. Pensándolo bien, quizá ninguna persona en mi mundo tiene esperanzas de soportar el suplicio de la inmortalidad.
Tengo demasiadas cosas que contar para una respuesta tan breve. Cuídese mucho.