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La Señora de la Vía de la Abundancia. La conocemos como Archienemiga, mientras que los Moradores de la Abundancia y la Alianza Xianzhou la conocen como Yaoshi, la Diosa de la Vida.
Seguro que conocen el mito de que se manifestó a bordo del Luofu para plantar el Árbol de la Ambrosía, o tal vez oyeron hablar de eso en el liceo o durante una campaña de los Nimbocaballeros. No es necesario, entonces, que este artículo le dedique más espacio.
Vale la pena reiterarles a todos que cualquier acción que tome a la Hacedora de Plagas como anfitriona para predecir el futuro se considera un delito imperdonable.
Sé que muchos adivinos sufren de arrogancia durante sus primeros cien años de práctica, porque piensan que tienen control sobre el conocimiento y el destino. Creen que lo saben todo y están cegados hasta el punto de ignorar la prohibición de la adivinación de los Eones y aprender los secretos de las obras antiguas. Se puede hacer la vista gorda con otros Eones por este tipo de cosas, pero la Comisión de los Diez Líderes impuso una prohibición estricta para Yaoshi, la catalogó como uno de los diez pecados capitales y administrará un castigo muy severo... si sobrevives para recibirlo.
La Hacedora de Plagas es la razón por la que los nativos de Xianzhou se convirtieron en una raza de larga vida. Por lo tanto, existe un tipo de conexión remota inquebrantable entre nosotros y Yaoshi. Esta conexión que desafía las leyes de la física puede ser una de las causas de la posesión por Mara. Cualquiera que intente espiar a Yaoshi por medio de la adivinación sufrirá una reacción similar y cada caso ocurrido hasta ahora ha llevado a resultados trágicos. Estos registros se archivan bajo "Infracciones" en el repositorio de la Comisión de Adivinación, estúdienlos con detenimiento.
El Señor de la Vía de la Destrucción. Conocido como Nanook, Dios de la Devastación, por la Legión Antimateria y la Banda de la Erradicación.
A pesar de haber aparecido hace poco, Nanook y sus secuaces ya se consideran la mayor amenaza de toda la galaxia. En contraste con la fuerza curativa de la Hacedora de Plagas, el Autor de la Ruina causa mutaciones y resultados destructivos, y su caos es mucho más directo, ya que su Emanador lidera a la Legión Antimateria en su lucha por borrar todas las civilizaciones de la faz del universo.
A pesar de seguir el edicto del Señor Arquero de dar caza a la Abundancia y a las abominaciones descontroladas, la Alianza ha luchado en miles de escaramuzas contra la Legión. Los informes de los exploradores comienzan a mostrar que escasean las noticias de ciertas civilizaciones que ya tuvieron intercambios culturales con Xianzhou. Todo esto es muy preocupante. Quizás en un futuro cercano, las abominaciones no serán el único enemigo al que se Xianzhou enfrentará.
El Señor de la Vía de la Propagación. Conocido por la Corporación y otros planetas víctimas como Tayzzyronth, el Dios de la Proliferación. Conocido en algunos mundos como Imperator Insectorum.
Aunque el Imperator Insectorum desapareció hace mucho tiempo, arrojó una sombra de terror sobre el universo que puede compararse a la del emperador Rupert. La Comisión de Alquimia de Xianzhou recolectó muestras de biocontaminantes de muchos planetas, genes de enjambre evolucionados conocidos como factores de propagación. Un Arqueólogo Armado de la Sociedad del Conocimiento proporcionó aún más pruebas de que las estrellas sembradas por el Creador de Enjambres se convirtieron en pesadillas irredimibles y, al final, solo pueden ser aniquiladas por arsenales de destructores estelares con la esperanza de prevenir peligros futuros.
Según ese erudito, los horrores de esta naturaleza aún persisten como los restos del Imperator Insectorum, y pueden optar por regresar en cualquier momento. Este erudito me mostró una pieza de su colección, un ámbar amarillo opaco con motas en movimiento y un zumbido constante. Me sorprendí mucho al escucharlo decir que es parte de la celda que aprisiona al Imperator Insectorum. La incapacidad de la omniscia para ver desarrollos futuros sobre este ser solo sirve para corroborar las afirmaciones del erudito. Solo me queda rezar en silencio al Señor Arquero para que ese ser no regrese nunca.
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