Hace mil años, un Eón llamado Akivili viajaba por el universo, colocando raíles plateados en el mar estelar para conectar los mundos entre sí y creando una gran cantidad de leyendas sobre el universo y la exploración. Las personas valientes y curiosas se sintieron atraídas por esas emocionantes aventuras, por lo que siguieron los pasos del Eón Trazacaminos y se embarcaron en viajes para explorar la galaxia.
Esos aventureros se autodenominaron Anónimos y viajaban en el Expreso construido por Akivili. Transitaron los raíles plateados que conectaban los mundos, embarcándose en emocionantes aventuras. Cuenta la leyenda que a Akivili, el Trazacaminos, le encantaba viajar con los mortales. Bebía vinos de diferentes mundos con los Anónimos y cantaba con ellos canciones compuestas por distintas razas. A menudo disfrazaban la trayectoria del tren como la de un meteorito y se reían a carcajadas cuando veían a la gente mirando al cielo con asombro. Pero también se metían en problemas por sus imprudencias y el Eón usaba sus poderes para salvarlos. Akivili estableció un vínculo profundo con sus seguidores, y sus aventuras siguieron atrayendo a viajeros de otros mundos que se unieron a los Anónimos.
Tras la desaparición de Akivili, un grupo de fieles Anónimos heredaron su legado y continuaron explorando lo desconocido, convencidos de que un día la voluntad trazacaminos uniría a todo el universo. El Expreso Astral que antes transportaba al Eón y a sus seguidores continúa viajando por las estrellas. Se dice que el tren utiliza el corazón del difunto Eón como fuente de alimentación y ahora está reparando con tesón los raíles estelares que fueron contaminados por un cáncer desconocido.