Objetivamente hablando, soy un novelista puro. No escribo por dinero y pongo por escrito lo que se me viene a la mente. Plasmo en mis novelas todo lo que he visto y mis experiencias de viaje. No quería venir a ayudar a la cafetería, pero lo hago por mi familia.
Casi todos los clientes que vinieron hoy eran parejitas. Una era un poco extraña. El chico no dejaba de hablar sobre cómo fundó su negocio comenzando desde cero. Estuvo fanfarroneando un buen rato y lo raro es que la chica no se cansó. Yo estaba detrás de la barra y lo escuché durante un buen rato. La espalda me estaba matando. Quería encontrar algo de inspiración para escribir, pero por supuesto no logré nada.
Esa clienta ya pagó la cuenta dos veces. A juzgar por su ropa y su apariencia, la chica es rica y el muchacho es pobre. El amor no tiene nada que ver con los medios económicos, pero la verdad es que las situaciones en las que existe una disparidad entre las familias son las mejores para escribir una historia. Una chica rica y de buen corazón, un chico pobre y con una intención oculta... el amor crece en medio de mentiras.
"Estaba tan concentrada en su fantasía que no se daba cuenta de la mentira que se ocultaba detrás de ese hermoso sueño. Probablemente era la primera vez en su juventud que alguien estaba dispuesto a hablar tan pacientemente con ella, que estaba atrapada entre la fantasía y el deseo de amor y la presión de su familia. Aunque solo se hubieran visto dos veces en la cafetería, ella ya se había entregado por completo a esa pálida alegría, sin saber qué forma tenía. Ni siquiera sospechaba que pudiera tratarse de un engaño, porque en toda su vida nadie había tenido el interés de engañarla, ni tampoco sabía que engañar lleva tiempo".
Esa pareja vino a la cafetería por tercera vez y el chico, que se llama Bill, trajo un documento para que la chica invirtiera en su proyecto. Pobre muchacha, nunca ha conocido la maldad del corazón humano. No sabe cómo decir que no y ese chico con malas intenciones la tiene en la palma de su mano.
"El documento de inversión se burlaba constantemente de ella y de su vergüenza, y le avisaba que la relación amorosa que ansiaba nunca debería cruzar ciertos límites. Al enfrentarse a un inexplicable gesto de afecto, ya se le había formado en lo más profundo una reacción, y aparte de enrojecer y asentir con la cabeza, no podía rechazar nada. Aunque había crecido en un entorno privilegiado, nunca esperó que la sociedad le mostrara generosidad y benevolencia".
Ya terminé la sinopsis de la novela. Creo que tendré el borrador en uno o dos meses.
Unos guardias vinieron a decirme que la corrosión del Fragmentum pronto llegará al Paso del Remanso, y me pidieron que informara al dueño de que la cafetería tiene que prepararse para el traslado. ¡Qué lástima!, ahora que estaba empezando a gustarme la vida aquí. Me encanta esa sensación de moler minuciosamente los granos de café y preparar con cuidado la bebida para que el único resultado sea un líquido amargo. Es irónico, pero también inevitable, como la mayoría de lo que pasa en esta vida.
Esa parejita no ha aparecido en una semana o así. Tal vez sea porque los vehículos ya no pueden pasar por el centro de transporte. Todo el mundo sabe que el amor intenso siempre acaba mal, así que terminaré mi nuevo libro con una tragedia.
¡La parejita vino hoy! No pidieron café, solo un vaso de agua. La chica estaba llorando, su padre se había enterado de todo el asunto y había interrumpido sus recursos financieros, y ahora no tenía dinero ni para comer. Bill le dio dinero y le dijo que se quedara en un hotel unos días, y que después fuera a pedirle perdón a su padre. Parece todo un veterano, no tiene nada de novato. No piensa soltar a su presa...
Casi todas las tiendas de los alrededores ya se trasladaron. Cuando terminamos de recoger todo en la cafetería, fui a la oficina de gestión de la plaza para solicitar la devolución del alquiler. ¡Allí estaba Bill! Estaba llorando y diciendo que la hija del promotor le había estafado, pero el gerente de la plaza dijo que esa chica llamada Lavonne no era la hija del dueño, sino una agente inmobiliaria. ¿Eh? ¿Cómo puede ser? ¡La realidad siempre supera a la ficción!
Aún queda por trasladar una caja de azúcar y cuatro cajas con mesas y sillas de exterior. ¡Estoy agotado! Mi tío es tan tacaño, debería contratar a alguien para hacer la mudanza, en lugar de hacerla nosotros. Ay, aún no encuaderné el manuscrito, espero no dejar nada atrás.