Tras la desaparición de Akivili, el Eón Trazacaminos, su voluntad exploradora la heredaron sus seguidores, los Anónimos, y también el Expreso Astral en el que viajaba. Sin embargo, el "Cáncer de todos los mundos" seguía extendiéndose y los raíles estelares sobre los que se desplazaba el Expreso tampoco se salvaron. El tren ya tenía problemas para avanzar mientras se extendía la plaga y no tuvo más remedio que detenerse cuando los raíles fueron obstaculizados.
Así estuvo durante mucho tiempo hasta que una chica pelirroja descubrió su existencia. Quedó fascinada por la silenciosa historia contenida en la locomotora y los raíles plateados. Pasó muchas horas reparando las grietas y alisando las abolladuras hasta que restauró el tren a su aspecto original. Después, la chica curiosa subió al Expreso y comenzó su viaje trazacaminos por toda la galaxia.
El Expreso Astral se detiene en todas las estaciones y los pasajeros suben y bajan constantemente. Los pasajeros vienen de mundos diferentes, tienen pasados distintos y van a destinos diferentes, pero mientras están en el tren, comparten la misma experiencia. Ese es el motivo por el que Himeko y el Expreso Astral no dudan en acoger a cualquiera que desee compartir esta experiencia, aunque tenga distintas motivaciones o incluso malas intenciones.